Por Mariela Gallardo
A 10 años de su origen, el Comité de Maltrato Infantil del Hospital Orlando Alassia que abordaba casos de violencia, abusos sexuales y demás modalidades de maltrato en menores se encuentra fuera de servicio. Desde Octubre de 2008, un grupo de pediatras, psicólogos, asistentes sociales, que trabajaban en dicho comité ad honorem, abandonaron sus funciones debido a la falta de condiciones adecuadas para continuar con las prestaciones y ante la negativa a la creación de un servicio o Unidad de Maltrato Infantil por parte de las autoridades del nosocomio y del ministerio de Salud de la provincia.
A 10 años de su origen, el Comité de Maltrato Infantil del Hospital Orlando Alassia que abordaba casos de violencia, abusos sexuales y demás modalidades de maltrato en menores se encuentra fuera de servicio. Desde Octubre de 2008, un grupo de pediatras, psicólogos, asistentes sociales, que trabajaban en dicho comité ad honorem, abandonaron sus funciones debido a la falta de condiciones adecuadas para continuar con las prestaciones y ante la negativa a la creación de un servicio o Unidad de Maltrato Infantil por parte de las autoridades del nosocomio y del ministerio de Salud de la provincia.
Cuesta entender la falta de reconocimiento por parte de las autoridades provinciales al trabajo de más de 9 años llevado a cabo por los profesionales del CMI. Desde la Secretaría de Salud de la provincia se manifestó que quedaría garantizada la atención de los casos de violencia infantil en los diferentes centros de salud donde cada uno de los médicos debe actuar con el asesoramiento de los profesionales que formaban parte del CMI. De esa forma, quedó evidenciado un desconocimiento del trabajo realizado durante este tiempo por el comité donde se hacía un enfoque multidisciplinario a los casos de maltrato. Asimismo, el trabajo que se realizaba fue destacado y respaldado por la Sociedad de Pediatría Santa Fe que mediante su titular, Juan Carlos Beltramino, ha expresado públicamente la necesidad de restituir la unidad.
Conviene destacar que este comité era el único organismo, que abordaba la problemática del maltrato infantil, de forma centralizada en todo el territorio provincial. Las características de trabajo del CMI permitían asistir a una gran cantidad de víctimas de este flagelo, brindarles un tratamiento físico y psicológico y al mismo tiempo, contención social. Por lo tanto, la restitución de este organismo no puede seguir siendo dilatada. Una de sus integrantes, la Dra. Natalia Gamba insiste en la necesidad de entender esta problemática como una cuestión de urgencia. “El tiempo de un paciente que está siendo maltratado en su casa es un tiempo que es distinto al tiempo de la justicia, al tiempo de la psicología, al tiempo del ministerio de salud. Si el chico está siendo maltratado, hay que solucionarlo lo antes posible. Esas cosas no se tienen en cuenta cuando se plantean algunas políticas de manejo que no funcionan”.
Es imposible negar los importantísimos resultados obtenidos desde el Comité de Maltrato infantil. A lo largo de los años, el Comité de Maltrato Infantil ha realizado un minucioso registro que da cuenta del aumento progresivo de casos de maltrato en menores como así también la creación de una base de datos con las características particulares de cada paciente. Al mismo tiempo, toda esa información recavada durante años ha permitido obtener estadísticas acerca de cuáles son las modalidades de maltrato que se dan con mayor frecuencia, los casos judicializados, entre otras. La especialización y capacitación continúa de los profesionales en esta temática por parte de los pediatras ha ido logrando una mayor detección de casos como así también una mejor calidad en los tratamientos.
Por otra parte, es preocupante que se ignore un trabajo organizado y aceitado que ha demostrado claros resultados y logros para actuar intensamente frente a la problemática de la violencia. Cabe destacar que el maltrato infantil está considerado por la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud como una de las enfermedades prevalentes de los niños, y como tal las autoridades ministeriales deben pensar en programas para la asistencia de las víctimas. Mientras el tiempo pasa hay una demanda social que está siendo relegada y no es atendida en las condiciones pertinentes. Tal como lo ha manifestado la Defensoría del Pueblo, que ha intervenido de oficio en esta cuestión a partir del cierre del comité, “esta clase de organismo sintetiza el contenido de prestaciones que le cabe al Estado ante el fenómeno de la violencia hacia los niños”.
Estos profesionales que emprendieron su lucha desde hace varios años han visto pasar los diferentes mandatos de gobierno mientras renovaban las expectativas de oficializar su trabajo en el CMI y de esa forma, crear una unidad especializada en el Hospital de Niños. Sin embargo, luego de agotar las instancias de reclamo ante distintas autoridades y poderes del Estado, de exponer en detalle balances de la labor realizada y de proyectar de acuerdo a las necesidades de la comunidad la conformación de este organismo, tomaron la determinación de presentar una conmovedora nota expresando su desilusión y renuncia.
Fue la ausencia de una decisión política firme y concreta la que conspiró con el desgaste de los miembros del comité y los llevó a abandonar sus funciones ante la frustración por no haber obtenido los resultados esperados. Otra de las referentes del CMI, la Dra. Alicia Bartroli, al respecto sentenció “¿Se quiere actuar fuertemente o no? Lo que uno siempre dice es que está bárbaro que se trabaje con los chicos en situación de calle porque hay que hacer algo. Pero debemos hacer algo para tratar de que no lleguen a esa situación de calle, ya estamos llegando tarde”.
A un año de la disolución del Comité de Maltrato Infantil del Hospital de Niños “Orlando Alassia”, desde la cartera de salud no se han anunciado medidas concretas acerca de su reapertura, pese a que el ministro Miguel Ángel Cappiello había prometido públicamente analizar su refuncionamiento al interior del nosocomio. Lo que sí está claro es que la restitución de un organismo con las características y funciones del CMI debe ser inmediata para combatir el flagelo de la violencia infantil. Tal como lo expresa el especialista, Dr. Norberto Garrote “muchas veces, estos chicos, de grandes, repiten las mismas conductas que sufrieron en carne propia. Y pasamos de víctimas a victimarios”. Por lo tanto, se trata de exigir al Estado el cumplimiento de su obligación, un rol activo frente a la protección de la niñez tal como lo establece la Convención de los derechos del niño
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